Museos de Berazategui, crónicas de una visita

3.1.12 - 
Un pedazo de barrio allá en Pompeya reza el tango de Manzi. Un pedazo de ese sur capitalino que se continúa del otro lado del riachuelo y que en este otro sur, tan lleno de luna y misterio como el de barrio de tango, se hace vivencia.
Estación Berazategui del FFCC Roca.  Una típica estructura ferroviaria de fines del siglo XIX donde antes subían tarros de leche, hoy suben y bajan cientos de obreros, estudiantes, y trabajadores de museos. Dos amigas de ATM –Asociación Trabajadores de Museos- se allegan a este sur conurbano para conocer cual es la movida museológica allende la Capital.   
A pocas cuadras de la estación y bordeando el paredón de la Rigolleaula legendaria fábrica de vidrio que aun sigue en pie- vamos caminando hacia ese pedacito de barrio, tan chico y  tan grande a la vez: el barrio San Francisco. 
Casco histórico de la ciudad, con veredas amplias, casonas de patio y parra, y con el infaltable ritmo de siesta de sábado por la tarde llegamos al Museo Histórico y Natural de Berazategui, unos de los tres museos municipales dependientes de  la Secretaría de Cultura y Educación del municipio. Ubicado en las calle 149 y 23 de la ciudad, el museo se emplaza en una propiedad comunitariamente significativa, tanto arquitectónica como históricamente: El viejo almacén de ramos generales y vivienda de la familia Traverso.  Una esquina tradicional y reconocida del barrio, testigo de esa historia diaria, tan chica y tan grande, tan de barrio.
Nacido tras la recolección de piezas donadas por los vecinos, se inaugura oficialmente el 20 de junio de 1993 y para el año 1997 se traslada al Complejo Municipal San Francisco, espacio actual que comparte con la Escuela Municipal del Vidrio. Su misión es constituirse en un espacio de apropiación comunitaria, donde la historia local y el capital cultural y natural de Berazategui puedan ser valorados, comunicados y difundidos a través de exposiciones permanentes y temporarias, publicaciones y actividades culturales. 
Entre sus objetivos se encuentran las premisas de generar un espacio abierto a la comunidad para reflexionar sobre el pasado común; cumplir funciones de educación, investigación, conservación y difusión del patrimonio local; y servir de ámbito para la puesta en valor de los testimonios materiales e inmateriales para la construcción de la identidad y la memoria colectiva.
Este encuadre teórico-práctico desde donde se posiciona el Museo Histórico y Natural de Berazategui, es sostenido por un equipo de trabajo interdisciplinario que desde la especificidad de su tarea y por las áreas existentes (Patrimonio Natural, Fotografía Antigua, Educación, Museografía y Conservación) llevan a cabo un trabajo comprometido por crear memoria, identidad y pertenencia.
El Museo cuenta con colecciones que como un recortado muestrario explicitan una mirada sobre la historia de Berazategui. Fotografías, objetos y recreaciones referidas a la diversidad y a la riqueza natural del partido, junto a muestras de fragmentos arqueológicos que evidencian la ocupación humana en la región protagonizan las salas del museo. El recorrido se complementa con documentos y herramientas representativas de la actividad productiva inicial, signada por el desarrollo de chacras, quintas y tambos para la explotación lechera, junto a objetos que dan cuenta de la significativa llegada del ferrocarril a la zona.
Una sala dedicada a Cristalerías Rigolleau, quien generó un determinante crecimiento urbanístico y comercial en Berazategui y espacios dedicados al arte en vidrio, realizados por artistas consagrados que dieron origen a la colección del Museo del Vidrio también pueden visitarse. 
La recorrida con las compañeras de ATM se intercala con una parada estratégica en la sala-cocina del museo que detenida en el tiempo y envuelta en el chillido de la radio a válvulas que recién se enciende, invitan a charlar de ese pasado, presente y proyecto común que tenemos. 
Otra mojón de la visita es al patio de esta casa museo, que bajo la parra, nos invitó a hablar de los por qué y para qué de nuestro rol como trabajadores de museos y la proyección de estos espacios como dinaminazadores socio comunitarios, más allá de sus colecciones.
Un par de fotos más, un paso por el barcito del museo y una nueva charla son la parte final de este primer encuentro que llevará a las compañeras de visita a redescubrir el misterio de adiós que siembra el tren en su camino de vuelta a ese otro sur capitalino. 

Nota de Leonardo Casado, ATM, diciembre 2011