LA INCOMODIDAD DE AMÉRICO CASTILLA

10.3.16 - 
El día miércoles 9 de marzo la Asamblea de Trabajadores de Cultura presentó ante las autoridades del Ministerio de Cultura una declaración en respuesta a la entrevista al Secretario Nacional de Patrimonio Américo Castilla publicada en el diario La Nación el domingo 21 de febrero pasado. (http://www.lanacion.com.ar/1872321-americo-castilla-los-museos-tienen-poco-en-cuenta-a-los-visitantes)

Los trabajadores solicitaron derecho a réplica ante la Secretaría general de redacción del periódico, dado que en la mencionada nota se emiten declaraciones que operan en perjuicio de su labor y desempeño como trabajadores de la cultura, y que se los agravia con falsas justificaciones de los despedidos realizados en el ámbito del Ministerio de Cultura de la Nación.

El diario ofreció un espacio en la sección Carta de lectores, con reducción a un tercio de la nota elaborada por los trabajadores. La misma aún no ha sido publicada ya que demandan que sea firmada por una sola persona, diluyendo la autoría colectiva de la declaración.

Publicamos aquí la nota completa.

La Asamblea de Trabajadores de la Cultura está conformada por trabajadores de: Museos nacionales, universitarios y de otras jurisdicciones; Institutos de investigación; Programas, áreas y organismos dependientes del Ministerio de Cultura de la Nación.


La “incomodidad” de Américo Castilla

Con relación a la entrevista al flamante Secretario de Patrimonio Nacional Américo Castilla, publicada el 21 de febrero en el diario “La Nación”, quienes integramos la Asamblea de Trabajadores de Cultura consideramos necesario ejercer nuestro derecho a réplica manifestando nuestra posición frente a la gravedad de algunas de sus declaraciones.
El nuevo funcionario reconoce que la actual no es una situación cómoda para asumir, ya que se encuentra inserta en el contexto de los recientes despidos del área de cultura. Aun así, no duda en manifestar sus opiniones en lo relativo a variados temas.
Al comienzo de la entrevista, Castilla afirma que “se ha designado gente con irresponsabilidad”. Es cierto que en los últimos años ha aumentado el personal en muchas instituciones, debido a que durante la década de 1990, en correspondencia con la implementación de políticas neoliberales en el país (a las que posteriormente menciona como causa del “atraso” de nuestros museos), se produjo un desmantelamiento de las plantas permanentes, combinado con la tercerización o privatización de los servicios que estas instituciones brindaban. Las designaciones de los últimos años obedecen a un crecimiento de los equipos técnicos de los museos y a la creación de nuevos programas y proyectos que garantizan el derecho a la cultura a amplios sectores de la población (Ronda Cultural, M.A.T.R.A, el Taller de Arte en el MNBA, entre otros), como así también a la apertura de nuevos espacios culturales (Casa Nacional del Bicentenario, 2010; Museo del Libro y de la Lengua, 2011; Museo del Bicentenario, 2011; Casa Central de la Cultura Popular, 2013; Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, 2014; Centro Cultural Kirchner, 2015). Vale aclarar que todas estas incorporaciones se efectuaron siguiendo las reglas y procesos de selección establecidos en las diversas leyes de contratación del Estado. Si bien ese crecimiento se dio por medio de plantas transitorias y contratos de locación de servicios, lo cual generó inestabilidad en los puestos de trabajo, la nueva gestión, en lugar de resolver la precarización laboral de los trabajadores reconociendo formalmente su formación, experiencia y labor, demuestra a cada paso que busca desmantelar lo que se ha construido. La metodología de despidos (sin evaluación previa, con listas de personas que no pueden ingresar a su lugar de trabajo), tan particular de la actuación de este gobierno, se contradice con los objetivos enunciados posteriormente por Castilla en relación al diálogo entre el museo y el público, ya que casi todos los despedidos afectan al personal técnico profesional, trabajadores idóneos e indispensables para el funcionamiento de las áreas en las que se desenvuelven.
El abogado Castilla sostiene que: “…quien está más desprotegido es el público […] el paradigma de los museos es muy anticuado. La mayoría de la gente no va a los museos ni ve que ahí haya una fuente que habilite un diálogo de otra naturaleza con la cultura. Y eso es lo que nos proponemos cambiar en estos cuatro años que vienen.” Sus dichos demuestran un desconocimiento de las acciones que se vienen realizando en los museos, con el objetivo de mejorar la calidad de los servicios ofrecidos a los visitantes y de ampliar y diversificar los públicos. En ese sentido, difama a los trabajadores denigrando las tareas que éstos vienen desarrollando de manera permanente en sus instituciones.
El secretario menciona que el “atraso” de los museos se debe a que falta incorporar al público, porque el discurso lo arman solamente curadores y científicos. Frente a esto, propone incorporar a las nuevas generaciones, lo cual se contradice con la política de despidos masivos que está llevando adelante el Ministerio de Cultura, concentrados en su mayoría en las áreas de Educación, Prensa y Biblioteca de los museos, y el personal desafectado comprende principalmente jóvenes profesionales.
Coincidimos con Castilla cuando sostiene que quien más necesita de la actuación de la Secretaría de Patrimonio es “el público”. Los museos y sitios patrimoniales no tienen sentido sin la presencia y participación activa de sus visitantes. Lo que nos preocupa al respecto es que entre las últimas medidas se ha optado por desmantelar programas como Ronda Cultural (www.facebook.com/paseaconronda/), que desde 2014 tiene como principal objetivo facilitar la logística para que miles y miles de argentinos se acerquen y participen de los museos acompañados por profesionales idóneos. La clausura de este tipo de programas favorece la continuidad del “público” clásico habitué en los museos, pero va en contra de la inclusión de nuevos sectores.
Dice el secretario Castilla que “En el tiempo que los europeos llaman las tres "décadas de oro" de los museos (las décadas de 1970, 1980 y 1990) acá estuvimos en una guerra o en el menemismo. Estos temas se relegaron, formaban parte de un cenáculo muy pequeño”. Más allá de que hablar de aquellos años como una “guerra” constituye un error grave en términos históricos y reedita el discurso elaborado por el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” y sus defensores, quizás sea necesario recordar que durante la década de 1960 y principios de la de 1970 se dieron expresiones artísticas en nuestro país —y otros lugares del mundo— que revolucionaron el antiguo paradigma tradicional de los museos. Por ejemplo, la conocida Mesa Redonda de Santiago (Chile, 1972), cuyas premisas dieron origen al paradigma de la Nueva Museología, práctica que se extendió por Latinoamérica y otras geografías del entonces llamado “Tercer Mundo”, y que en nuestros países fue desarticulada y reprimida durante las dictaduras cívico-militares que asolaron a la región bajo la norteamericana Doctrina de Seguridad Nacional.
En la década de 1980, con la recuperación de la democracia, los museos nacionales en Argentina fueron protagonistas de un gran crecimiento. Ejemplo de ello fue la creación de la Dirección Nacional de Museos, en el año 1984, y la implementación de estructuras orgánico-funcionales mediante el decreto 1934/86, por el cual se crearon nuevas estructuras para los museos dependientes de la Dirección Nacional de Museos, en términos de misión y función, planta permanente y planta de gabinete. Se destacaba en el decreto que los cargos de carácter especializado deberían ser cubiertos mediante concurso de antecedentes y oposición. Esas medidas posibilitaron proceder a la departamentalización de los museos nacionales, considerando sus funciones, tipología y ámbito de proyección.
Otro de los puntos que nos alerta es la definición de “cultura” que maneja Castilla. Asevera que “La mayoría de la gente no va a los museos ni ve que ahí haya una fuente que habilite un diálogo de otra naturaleza con la cultura” o que “Hemos tenido una clase dirigente ‘culta’ a fines del siglo XIX, muy ligada a la ilustración“. Esa afirmación separa a “la cultura” —entendida como un producto acabado, estático, privilegio y atribución de determinado sector de la sociedad— de “la gente”, que sería portadora de una “baja cultura” o, directamente, carente de ésta. Esto se refuerza con la mirada eurocentrista que tiene Castilla, al proclamar el supuesto “atraso” de los museos nacionales en relación “con los museos europeos, norteamericanos y hasta algunos latinoamericanos.” Bajo esta mirada subyace la idea de que todos los museos del mundo deberían seguir un mismo camino, guiados por los países del “Primer Mundo”. Creemos que las instituciones, en tanto se insertan en coyunturas socio-políticas cambiantes, son dinámicas. En ese sentido, acordamos con el Secretario en que es fundamental una permanente revisión de nuestras prácticas para sostener diálogos más ricos y estrechos con los visitantes, pero no a costa de relegar nuestra identidad y nuestra propia historia.
Por otra parte, Castilla banaliza la gran concurrencia de la Noche de los Museos (NDLM) al señalar que: “Eso se da por lo social, que es lo que el museo no provoca el resto del año. Van porque les resulta entretenido encontrarse con gente de su generación en una fiesta. Frente a esa evidencia, el museo tiene que ser más consecuente, tiene que ser un lugar de contacto social”.  Afirmar que los museos no provocan “lo social” el resto del año es falaz e injusto, ya que la NDLM es un evento con características únicas: se realiza solo una noche al año, con un nivel de difusión promocional muy superior al de la programación regular y con participación de artistas de renombre. Durante el resto del año, la programación de los diferentes museos promueve el “contacto social” en otra escala, a través una nutrida variedad de propuestas que diseñan los trabajadores.
Para finalizar, queremos decirle al Sr. Américo Castilla que sabemos que un nuevo gobierno implica la realización de nuevos proyectos. Lo que nos resulta inaceptable es que ese proyecto se realice a costa del desplazamiento arbitrario de centenares de trabajadores con sobradas capacidades, respaldadas por su formación y experiencia, para llevar adelante los objetivos que él mismo plantea en la entrevista. El pasado 20 de febrero (día anterior a la publicación de esta entrevista) se realizó frente a las instalaciones del MNBA la jornada “La Cultura NO se Achica” en la que participamos cientos de trabajadores de distintos museos, programas y espacios patrimoniales, en reclamo de esta situación. Solicitamos que, en su carácter de nuevo Secretario de Patrimonio, asuma las responsabilidades que le corresponden en acuerdo con el contexto social actual. Si esta situación lo incomoda, o no está a la altura de las circunstancias, puede dar un paso al costado.

La Asamblea de trabajadores de Cultura está compuesta por trabajadores de Museos nacionales, universitarios y de otras jurisdicciones; Institutos de investigación; Programas, áreas y organismos dependientes del Ministerio de Cultura de la Nación.